lunes, 21 de diciembre de 2009

¡Vade retro, Noel!


Deidad creada a imagen y semejanza de los hombres de tu pueblo, nariz colorada por la ingesta de alcohol, abdomen prominente por el exceso de grasa en las comidas. Homero Simpson es un adonis a tu lado.

Cruel en el cartel, la propaganda con tu imagen manda cruel en al cartel: ¡A consumir, giles!

Ya sé que un pibito en un establo, en una improvisada cuna de paja, rodeado de pastores harapientos no vende. Qué publicista lo pondría en el pacashing de una marca renombrada o en el marchandaising del lanzamiento de un nuevo producto.

¿Qué decorador se atrevería a montar un pesebre en un shoping? Si podría sorprender a los distraídos que creerían ver representado a un grupo de piqueteros y hasta pensarían “ si estas infelices andan pariendo por cualquier lado”

Los creativos lo habrán pensado des veces. Podrían ser señalados por fomentar los piquetes o alentar a esos negritos que andan jodiendo… Además quien se acuerda del pobre Flaco que predicaba “bienaventurados los pobres”, o “es más fácil que entre un camello en el ojo de una aguja que un rico en el reino de los cielos”…

No, decididamente la pobreza no vende, a nadie le gusta ser pobre, que joder.

Mientras, desde el afiche con el fetiche Noel, viejo choborra, se vende la ilusión... y los giles la compran.