sábado, 3 de abril de 2010

¿La casa está en orden? Felices...



¿Qué querés que ta diga? A mí eso del orden y la felicidad juntos no me cierran, que me disculpe don Raúl, pero me suena a “Biblia junto al calefón”.
Es que los de mi generación vivimos demasiadas etapas en las que con la excusa de preservar el orden establecido nos impusieron “su” orden a punta de bayoneta.

Como buena sesentista aprendí a tiempo que también en lo personal el orden poco tiene que ver con la felicidad. Porque ya les pasó a muchas mujeres que por eso de tener la casa en orden “se olvidaron de vivir”. De manera que con que esté limpita nomás mi casa me conformo.

“Semana Santa” era la de antes, cuando éramos chicos, veíamos todos los años las mismas películas de Hollywood y nos acongojábamos por el pobre Flaco que cargaba la cruz de madera.
Ahora nadie carga ninguna cruz, es que cada vez las hacen más grandes, de metal “con lucecitas montadas para escena”.

A veces, como este año Semana Santa viene entreverada con recuerdos de acontecimientos dolorosos, con heridas que no cierran. Para colmo arranca el feriado con lluvia, nos quedamos en casa, nos comemos las provisiones que alcanzarían para seis meses, vemos en un documental a Galtieri diciendo “Que venga el Principito…”, en otro aparece Rico, pero no Guillermo el de “Los 5 Grandes del buen humor. ¡Qué mejor hubiera sido ver al “General González”, aquel que personificaba Olmedo!

El caso es que se nos acabó la ranitidina, nos quedamos dormidos y... ¡Tenemos una pesadilla! Monseñor Storni, la Papisa Teacher y el arcángel Aldo Rico dan una misa concelebrada.

El domingo amanecemos como la mona y aún tenemos que resolver un problema de regla de 3 compuesta para ver cuantos huevos de Pascua podemos comprar para quedar bien con toda la descendencia.

De manera que luego de superar estas vicisitudes aprovechemos para ser felices “cualquier hora, cualquier día, en cualquier lugar” como dice el bolero.

De todo corazón te deseo felicidad no sólo durante Pascuas, sino el Día del árbol, el de La Cruz Roja, y hasta el de Los fieles difuntos.